miércoles, 15 de septiembre de 2010

14 de Septiembre: una fiesta vigilada


Cartago, 6pm. Una valla metálica bien custodiada cierra el paso del espacio frente a la municipalidad, incluyendo una buena porción del parque frente a las ruinas.


Al sur del parque, un mediano contingente de motorizados se agrupaba, mientras frente a las ruinas, un grupo de policias se alineaba marcialmente recibiendo instrucciones de sus superiores, para luego marchar hacia sus posiciones.


No es exagerado decir que a esa hora habían más policías que ciudadanos en la plaza más importante de Cartago. Poco a poco la gente fue animándose a llegar, luchando por ocupar los lugares al borde de la valla que los separaba de la élite política y religiosa apostada frente a la entrada del edificio municipal. La distancia entre el toldo que resguardaba a la élite de la llovizna, y la gente en "primera fila" era considerable al punto de hacerlos irreconocibles.

La posición del escenario era tal que evidenciaba que fue preparado para el deleite de la élite y unos cuantos afortunados invitados de honor dentro del cerco, no de la gente. Bien hubiera hecho Tijerino en ordenar a sus hombres y mujeres repartir binoculares a la multitud que tan celosamente era vigilada.

Pero claro, vivimos tiempos convulsos y para mantener bajo control a la multitud de señoras mayores y adolescentes cuyas miradas despiertan sospechas de planes desestabilizadores y subversivos, hay que separarla decenas de metros del espectáculo y de la excelentísima élite y poner en el medio a una pequeña y bien disciplinada tropa. ¡Nada como un poco de intimidación para celebrar 189 años de vida independiente y democrática!

Las actividades empezaron con los habituales discursos, de los cuales rescato el de la presidenta Chinchilla, como uno de los más militaristas que haya escuchado yo de boca de un mandatario costarricense en los últimos tiempos. No voy a pecar y decir que la inseguridad que vivimos es "cuestión de percepción" como dijera alguien alguna vez, por que es muy real y todos lo sentimos. Pero compararla con los hechos de 1856, y más aún, decir que estamos a punto de convertirnos en un México o una Colombia, cuando las circunstancias políticas y geográficas son tan diferentes, me parece una malintencionada exageración con el objetivo final de militarizar este país.

Y para que no digan que estoy exagerando, reproduzco fragmentos del discurso de la presidenta tomados de la cuenta de twitter de Radio Reloj:
"Costa Rica no tiene ejército, pero eso nos hace vulnerables a defender algunos sectores del país"

"Ahora sí debemos combatir un enemigo que ya echó raíces en territorio nacional"

"Hoy vivimos una situación más grave que en 1856"

"Estamos obligados a actuar ya, sin temor"

"Soplan en nuestro suelo los vientos de inseguridad que soplan en otros países de la región"

"Vivimos tiempos difíciles, en nuestra región el narcotráfico y el crimen organizado luchan por el control de los territorios"


"Mi Gobierno, con todo y las limitaciones, seguirá trabajando por la protección de los ciudadanos"

Asi como una frase sacada del inicio de su discurso que es célebre por que ha sido muy utilizada por regímenes totalitarios (*) en el pasado:

"Hacer patria es subordinar los intereses individuales o grupales a los intereses supremos de la nación"

Esas palabras, prácticamente un llamado a las armas antes de un conflicto, van de la mano con la reciente autorización para la entrada de militares de los EEUU a nuestro país para "combatir el narco", la crítica a la resolución de la Sala Constitucional para eliminar los retenes arbitrarios, el nombramiento de un graduado de una controvertida academia militar como vice ministro de seguridad, el destape de espionaje a ciudadanos por parte de instituciones públicas, la existencia de una policia política, así como la creciente inversion en equipos de vigilancia electrónica, todos signos inequívocos de la promoción de un Estado policial, en donde se convence a la ciudadanía de que, por una falsa ilusión de seguridad, debe renunciar a algunas de sus libertades (y en nuestro caso, ideales como el antimilitarismo).

El discurso de la presidenta, y sus acciones, cae en la contradicción de prevenirnos de la situación que viven Colombia, México y nuestros vecinos de Centroamérica, pero como solución propone la militarización de la lucha que ha sido completamente inútil y contraproducente tanto contra el narcotráfico, como contra la violencia.

Es por eso que varios amigos unidos contra la gradual militarización de nuestro país quisimos expresar un simple mensaje:

(*) "Gemeinnutz von Eigennutz", slogan nazi. Cortesia de Juan Carlos Hidalgo